Uruguay se lleva de Costa Rica una victoria que lo deja con el pasaje a la Copa del Mundo de 2010 en el bolsillo. Fue una victoria, justa, clara e inobjetable. Lamentablemente, el equipo que dirige Tabárez, nunca llega a dar la nota resonante, la definitiva, que ahuyente todo tipo de dudas sobre su verdadero potencial e ilusione a todos. Ganó, sí… pero no quedó esa sabor de boca dulcificado por una gran presentación y un triunfo concluyente por goleada que pudo, perfectamente lograr.
¿Se imaginan a Brasil, Argentina o Chile en ésta instancia? Hubieran dado un show de pelota porque la modestia del adversario era de tal magnitud, que no llegó nunca, en toda la noche, a inquietar a Muslera con una jugada dentro del área, surgida por combinación y habilidad de sus hombres.
Claro, hay que rescatarlo y reconocerlo, eso fue mérito del gran trabajo defensivo de la última línea, apoyado en una presentación estupenda de Lugano en el fondo y Eguren en el medio, bien secundados por Victorino, Godín y Alvaro González en la tarea de contención.
El gusto agrio en la boca por esa goleada contundente que se debió alcanzar, no llegó por diversos motivos. Vamos a enumerarlos…
El campo sintético: Podemos considerar al césped artificial como el gran problema que enfrentó el equipo. La pelota muy rápida, debido a la lluvia que cayó en la tarde, se hizo incontrolable, principalmente para marrar tantos pases en la última jugada. Hubo una que fue muy clara. Sebastián Fernández se fue solo por la derecha, picó y ganó. Cuando quiso controlar la pelota, se le escapó como taponazo y se perdió afuera. Tampoco Lodeiro pudo afirmarse en el terreno. Su zurda de seda no encontró el terreno adecuado para que pudiera construir fútbol de alta técnica. En cambio, la línea defensiva celeste y el mediocampo, se "prendieron" bien en el terreno, se afirmaron siempre y jugando con atención, no cometieron un error en todo el cotejo.
La falla en el último pase: Volvió a reiterarse, aquí sobre el terreno sintético, lo mismo que ha ocurrido en tantos partidos sobre grama natural. Después de construir la jugada, cuando hay que habilitar y destapar al compañero para dejarlo de cara ante el arquero, o se va largo, o queda corto, o lo intercepta un zaguero. Pero lo grave, en esta ocasión, fue que también se fallaron muchas entregas en la mitad del terreno.
El momento de Forlán: Es indudable que Diego pasa por una de esas fases tan comunes en los goleadores, cuando no andan con buen pie. Pone toda la atención, se concentra, procura no equivocarse. Pero a la hora de la ejecución, de la definición… llega la falla y la pelota se va a las nubes. Es cierto que, con el Forlán en buena fase de otros partidos, la rotunda y esperada goleada se hubiera concretado.
La ausencia de "sociedades": El equipo continúa adoleciendo de la carencia de "sociedades" de media cancha hacia adelante. Tabárez intentó con el debut de Nicolás Lodeiro, dar un sacudón a todo el equipo, apostando que la alta técnica del sanducero iba a cambiar el panorama. No fracasó. Pero la cancha sintética y la marca individual a que fue sometido al comienzo, conspiraron contra la formación de la esperada "sociedad" con Forlán. El ingreso de Jorge Rodríguez nuevamente encendió la esperanza de verlo como en River. Pero nuevamente se quedó en insinuaciones.
¿Se imaginan a Brasil, Argentina o Chile en ésta instancia? Hubieran dado un show de pelota porque la modestia del adversario era de tal magnitud, que no llegó nunca, en toda la noche, a inquietar a Muslera con una jugada dentro del área, surgida por combinación y habilidad de sus hombres.
Claro, hay que rescatarlo y reconocerlo, eso fue mérito del gran trabajo defensivo de la última línea, apoyado en una presentación estupenda de Lugano en el fondo y Eguren en el medio, bien secundados por Victorino, Godín y Alvaro González en la tarea de contención.
El gusto agrio en la boca por esa goleada contundente que se debió alcanzar, no llegó por diversos motivos. Vamos a enumerarlos…
El campo sintético: Podemos considerar al césped artificial como el gran problema que enfrentó el equipo. La pelota muy rápida, debido a la lluvia que cayó en la tarde, se hizo incontrolable, principalmente para marrar tantos pases en la última jugada. Hubo una que fue muy clara. Sebastián Fernández se fue solo por la derecha, picó y ganó. Cuando quiso controlar la pelota, se le escapó como taponazo y se perdió afuera. Tampoco Lodeiro pudo afirmarse en el terreno. Su zurda de seda no encontró el terreno adecuado para que pudiera construir fútbol de alta técnica. En cambio, la línea defensiva celeste y el mediocampo, se "prendieron" bien en el terreno, se afirmaron siempre y jugando con atención, no cometieron un error en todo el cotejo.
La falla en el último pase: Volvió a reiterarse, aquí sobre el terreno sintético, lo mismo que ha ocurrido en tantos partidos sobre grama natural. Después de construir la jugada, cuando hay que habilitar y destapar al compañero para dejarlo de cara ante el arquero, o se va largo, o queda corto, o lo intercepta un zaguero. Pero lo grave, en esta ocasión, fue que también se fallaron muchas entregas en la mitad del terreno.
El momento de Forlán: Es indudable que Diego pasa por una de esas fases tan comunes en los goleadores, cuando no andan con buen pie. Pone toda la atención, se concentra, procura no equivocarse. Pero a la hora de la ejecución, de la definición… llega la falla y la pelota se va a las nubes. Es cierto que, con el Forlán en buena fase de otros partidos, la rotunda y esperada goleada se hubiera concretado.
La ausencia de "sociedades": El equipo continúa adoleciendo de la carencia de "sociedades" de media cancha hacia adelante. Tabárez intentó con el debut de Nicolás Lodeiro, dar un sacudón a todo el equipo, apostando que la alta técnica del sanducero iba a cambiar el panorama. No fracasó. Pero la cancha sintética y la marca individual a que fue sometido al comienzo, conspiraron contra la formación de la esperada "sociedad" con Forlán. El ingreso de Jorge Rodríguez nuevamente encendió la esperanza de verlo como en River. Pero nuevamente se quedó en insinuaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario