Inglaterra saltó a la cancha del estadio de Ciudad del Cabo con un equipo que cuenta su valor en millones de dólares. Pero la atención se la llevó justamente un jugador que quedó en la banca de suplentes y cuya cotización anda por los suelos: Robert Green.
Bautizado como “Calamidad”, el arquero inglés tuvo que aceptar ser remplazado por David James, jugador de mayor experiencia y más acostumbrado a esa misma chapa por los blopper que acumula a lo largo de su carrera.
Ya a los cinco minutos, empezó su show y convirtió una centro sin peligro en un despeje de puños apurado. Como para pedir el regreso de Green. Mientras en el otro extremo de la cancha, casi nada llama la atención. Pese a su superioridad en todas las líneas, Inglaterra no apabulla a la modesta Argelia.
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